8 de diciembre de 2008

La Biblia de Neón, John K. Toole y Arcade Fire

Uno piensa que si hubiera podido escribir algo como La Biblia de Neón con 16 años nunca hubiera querido morirse. Compré este libro en La Casa del Libro porque tenía ganas de comprar algo, pero la verdad es que por mucho que me lo recomendara mi padre cuando le pedía consejo, nunca conseguí pasar más de 10 páginas de La Conjura de los Necios. Al parecer su autor John Kennedy Toole sufrió reiterados rechazos editoriales que afectaron a su delicado estado de ánimo, y acabó suicidándose a la edad de 32 años. Su madre se pasó la vida reclamando la popularidad para su hijo, y finalmente facilitó que se convirtiera en uno de los autores norteamericanos más consagrados.
Hopperiana como una cena recalentada, de tonos fríos como una polaroid, e inquietante cuando uno acaba empatizando con sus personajes marginales en busca de un poco de fortuna o al menos algo de refugio al compartir sus sueñoo.
Un pequeño pueblo del Sur es el escenario en el que la vida discurre presidida por la biblia de neón y el resentimiento social. El protagonista es un niño pringado en ese paisaje de paro, conviviendo con unos padres disfuncionales, una extravagante tía retirada de los números de bar de carretera y una decadencia angustiosa e imparable que se acelera hacia un final inevitable.
La originalidad y la frescura de la novela no está exenta de ciertas lagunas y simplificaciones en su resolución, pero pasé un buen rato. Un poco de historia de género que va agudizando con su avance, pero brillantes momentos de color, de parpadeante neón. Rica en experimentación paródica y algo carnavalesca, y no excesivamente preocupada por el desarrollo narrativo, recomiendo escucharla al tiempo que el disco homónimo de Arcade Fire, The Neon Bible, aunque la banda especificó en diversas entrevistas que su álbum no tenía nada que ver con la novela.
Muy Springsteen llevado a otras alturas, a la pantalla grande, con la hipocresía religiosa también como temática, entre otros. Grabado en una iglesia de Montreal con órgano, su auténtico sonido reverbera algo gótico, desapasionado. Puro rock fácil aderezado con violines y mandolinas, frío como la última canción del baile y los adolescente que se duerme agotados en brazos de un compañero al que mañana probablemente no saludarán en el comedor.
Mi favorita: Ocean of noise.


5 comentarios:

matías miguel clemente dijo...

Novelaca y discazo¡¡¡ por no hablar de Funeral¡¡¡ Bsss

eme dijo...

Un beso, Matías, me encanta lo que haces.

la cónica dijo...

Tampoco yo conseguí pasar de la página número diez de La conjura de los necios: un trauma como lectora. Así que intentaré con La Biblia de Neón, sólo porque lo dices tú.

Un beso

eme dijo...

Ole.

LaNieblaesRubia dijo...

Dale otra oportunidad a Ignatius.

 
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