30 de abril de 2008

Coupland




















R me pasó este vídeo. Consejos ante el ataque de una posible bomba atómica. La mezcla de paternalismo, ignorancia y optimismo lo hacen fascinante. Me trajo a la cabeza Sin Noticias de Dios, de Coupland. Estuve echando un vistazo por la red y vi que lleva un blog en el New York Times. En la última entrada compara la fabricación por parte de las avispas de nidos de pasta de papel con las actitudes de los humanos frente a los libros. No sólo eso, sino que aporta fotografías de obras gráficas realizadas por él mismo, nidos a partir de ejemplares de Generación X y otros.
Me gusta Coupland. No todos los libros, cada uno difiere mucho de el anterior. Pero me recuerda cuando ingenuamente pensaba que los géneros se estaban refrescando. No es cierto,: los géneros son únicamente estructuras mentales con el objetivo de ordenar. Las obras no pertenecen a ellos. Las obras se contaminan de diversos géneros y disciplinas, se dejan atravesar.

[Los géneros literarios] sirven al propósito básico de introducir la heteroglosia en la novela, de introducir las numerosas y diversas lenguas de una época. Los géneros extraliterarios (los cotidianos, por ejemplo) se incorporan a la novela no para “ennoblecerlos”, sino a causa de su extraliterariedad, de su capacidad para introducir el lenguaje no literario (y hasta dialectos). Es precisamente esta multiplicidad de lenguajes de una época lo que debe representarse en la novela”
Batjin, “Discurso en la novela”.


Coupland, en su página, cuenta que es artista visual, algo que desconocía pero no me extraña. Polaroids from the dead está escrita a partir de fotos, y aparecen fotos en dibujos suyos en Sin Noticias de Dios, unos textos que crean la ilusión secuencial de un viaje. Pluralidad de paradigmas que simbolizan la generación calificada por él mismo con una X. Resulta estimulante el cruce de alicientes e incensivos. Su dedicatoria a Michael Stipe. En estos libros y otros (como Planeta Champú o All Families are Psychotic) usa un código supuestamente tranquilo, cotidiano, con un falso estilo coloquial de ventiañero aburrido por los noventa, pero revienta por todos lados a través de la acumulación de imágenes de una América mimada y vacía. Es más que un escritor fácil. Se separa violentamente de lo dado y lo vivido, liberado de la aborrecible realidad que va dejando atrás en la carretera, junto con su vida.
De este libro recuerdo los testimonios de varios personajes en el momento del estallido de la bomba atómica. Recortes como postales aburridas de gente en oficinas, en Mc Donalds, en un atasco, en un centro comercial. La muerte como la Gran Democracia Final. También me gusta la parte del viaje en coche, con su hija.
Una vez, cuando trabajaba en las afueras, un compañero me llevó en coche a casa. Atropellamos a un animal y cuando me tapé la cara él dijo: 
No te preocupes, está dormido.

Anexo 1
Tengo miedo de una cosa. Temo que, en un breve futuro, todas las nuevas novelas del año en España, las grandes premiadas, las diez primeras, sean un mal Coupland. Una reproducción formulaica de la expresión del autor y su universo (mis fotos, mis dibujos, mis vídeos, mis ensayos) lo más completa posible. Un cóctel de sus archivadores y carpetas. Una réplica tridimensional y a escala humana del individuo que la expone.
No debería serlo.
Es algo que me gustaría que se entendiese, sin segundas lecturas.
Como lectora, no quiero penetrar en el imaginario de nadie, en sus memorias en 8 mm o las marcas que consume. Quiero construcciones, estructuras, ficción. Me gustaría evitarlo.
Sobre todo, querría no formar parte de ello.
No sé, hay que ser ingenuo para creer que la fórmula es sólo leche, cacao, avellanas y azúcar. 
Se trata, fundamentalmente, de hacer lo que sea, pero hacerlo bien.

Anexo 2
Hace poco un comisario de la Fundación Cartier se presentó en casa de Lynch para buscar material artístico a fin de realizar una exposición. Se llamó The Air is on Fire. Contenía fotos, dibujos, óleos.
Una vez Lynch en una entrevista, a propósito de la meditación trascendental, dijo algo como "En la superficie se pueden pescar muchos peces, pero son pequeños. Para pescar algo grande, debes ir a las profundidades".

29 de abril de 2008

James Meek vs Tarkovski



Libro: Por amor al pueblo, James Meek. Traducción de Luis Murillo Fort. Salamandra. Barcelona, 2006. 416 paginacas.

Peli: Andrei Rublev (1966), Tarkovski
Produccion: Mosfilm.
Guión: Andrei Mikhalkov-Konchalovski, Andrei Tarkovski.
Fotografía: Vadim Yussov. Cinemascope, blanco y negro, Sovcolor.
Montaje: Ludmila Feganova.
Música: Sviatcheslav Ovtchinnikov.
Intérpretes: Anatoli Solonitsyn, Iván Lapikov, Nikolái Grinko, Nikolái Sergueiev , Irma Raush Tarkovskaia , Nikolái Burliaev , Rolan Bykov , Yuri Nikulin , Mijaíl Konorov , Yuri Nazarov , K. Krylov , Bolot Elchelanev , Sos Sarkissian , N. Grabbe, B. Beijenaliev, B. Matisik, A. Oboukhov, Volodia Titov.


El fracaso de las utopías.

En la exposición ésa que os comentaba de la CCCB había un fotógrafo que había trabajado sobre Tarkovski (el director de Solaris), así que por curiosidad ayer me vi la primera parte de Andrei Rublev, una peli de los 60 sobre el medievo en Rusia. El tema es cómo reacciona el ser humano ante los extremos de la política y la religión. El argumento, hasta donde se puede comprender con esos nombres y el mismo aspecto entre todos los personajes, es la vida de un famoso iconógrafo, y sus propias dudas religiosas en un ambiente de enfrentamiento entre costumbres paganas y ortodoxas. Walpurgis vs. monjes ortodoxos, bufones vs. sermones, tetas vs. togas. Mola, pero es recomendable verla en dos partes.
Tiene diversos puntos en común con una novela de 2006 escrita por Meek y titulada Por el Amor del Pueblo. En este caso el argumento se basa en una legión checa que ha quedado en tierra de nadie, en un pueblo perdido de Rusia, una vez caído el zarismo. Su radicalidad política sin sentido (el comandante se niega a regresar) se ve enfrentada a la radicalidad religiosa de la secta Palomas Blancas, de dicho lugar. Los fieles de dicha secta atribuyen a la chorrica todos los problemas de la humanidad, por lo que la única salvación del pecado reside en la castración. Frente a estas dos facciones se encuentran además los nativos de la taiga, con sus chamanes.
En dicho escenario cae Samarin, un anarquista fugado de la cárcel. El relato de su fuga a través de la tundra, perseguido por su compañero de celda El Mohicano, sublima el infierno blanco del paisaje y a ratos recuerda a La mano izquierda de la oscuridad de Ursula K. LeGuin. El Mohicano abre otro frente de fanatismo: el canibalismo, al parecer una práctica bastante común entre los fugitivos para sobrevivir, llevado a símbolo de amor y comunión (como en el cristianismo).
Es un libro bastante chulo, que aparte de todo este tema del fanatismo entre sectas y marxistas está muy bien narrado, de una manera cruda, casi periodística, limpia y funcional.

Tanto Tarkovski como Meek representan el carácter esencial a la vez sobrio y apasionado del pueblo ruso, resignado a través de los siglos al sufrimiento y la impotencia. Tarkovski crea un bellísimo Gran Relato, un mítico viaje de redención, un biopic de lujo sobre un pintor, mientras Meek introduce un ligero anacronismo en la sensibilidad del libro, convirtiéndolo en una metáfora de la vida actual.

27 de abril de 2008

Nick Cave vs. Hamlet




Nick Cave and the Bad Seeds, Pabellón Olímpico de Badalona
24 abril, Barcelona

He dormido demasiado. Hemos madrugado para coger el avión desde Barcelona y al llegar a casa me he quedado frita. Regresamos de Barcelona, de ver a Nick Cave presentando su nuevo disco, Dig, Lazarus, Dig!.
Me gusta Nick Cave cuando lo veo. Casi nunca pongo los discos, prefiero los vídeos. En el concierto resultaba violentamente enorme. La voz fue perfecta, la postura también. Un ejército de personas vestidas de negro, en general mayores de treinta, coreaban los temas y le arrancaron varios bises. Las letras de Nick Cave son interesantes, ricas en motivos literarios y populares y a menudo con estructuras de relato oral. Veamos por ejemplo el vídeo de Where the Wild Roses Grow, de 1995. En él Kylie Minogue interpreta a una joven doncella que, llevada al río por aquel a quien ella ha elegido como primera amor, es asesinada. Las imágenes de Kylie en el agua refieren al cuadro del prerrafalita John Everett Millais, Ofelia. A lo largo de la canción ambos Él y Ella, asesino y víctima, relatan de modo formulaico esos tres días de atracción fatal. El relato no concuerda con el de la Ofelia de Hamlet, sino con un tema de mayor calado: el inevitable sacrificio de la amada. Nick Cave, en su papel de asesino, dice en uno de los versos finales: Toda belleza debe morir. De hecho, el título de la canción, La Rosa Salvaje, nos remite a un código literario. La rosa está destinada a marchitarse, representa el pasar del tiempo, la mortalidad de la belleza. Intertextual e intratextualmente (veamos las versiones de este personaje en Lorca, Rimbaud, Cirlot, etc), la canción recoge un tema universal y lo desarrolla magníficamente. Más allá de lo intratextual, la representación en el vídeo de La Rosa Salvaje por una Kylie Minogue que entonces aún no había vuelto a los escenarios con sus túnicas de PVC, resulta significativa. Su voz narrando en primera persona desde la ultratumba no cuestiona el suceso. Ambos personajes interpretan como inevitabe este sacrificio, y la sublimación del acto parece querer destilar la esencia femenina material (y por tanto impura) en un más allá eterno. Al igual que Ofelia en Hamlet, Kylie representa aquí el mito de la aniquilación de la belleza al consumarse, de cómo conservar a la amada eternamente incompleta.
Este tema pertenece a Murder Ballads, un disco cuyas canciones son narraciones sobre crímenes. El tema ayuda a su autor a encararse con la profusión de fábulas, a estructurar sucreación. El crimen, y en el general la muerte, es un aliciente integrador que a su vez se ve modificado. Las imágenes visuales de los vídeos potencian la plasticidad de ese mundo premoderno de Nick Cave.
Aunque curiosamente, en el concierto no llevaba escenografía.
Sólo unas bombillas, a lo bar de carretera.

Anexo 1. Nick Cave vs Win Wenders
Nick Cave aparece en El cielo sobre Berlín, me recuerda Ele. Algo de cuando el ángel se hace humano y entra en un bar a buscar a la chica. Nick Cave está cantando en el escenario. Me pregunto si tenemos esa película de Win Wenders, quizá esté en VHS. Me gustaría volver a verla. En las CEB participó alguien bajo el pseudónimo de Clarence, nombre de uno de esos ángeles de abrigo largo sentados sobre los tejados de Berlín.

Cuándo me preguntáis qué pretendo hacer con todo esto, yo debería decir:
Un hilo muy largo
.

Anexo 2. Win Wenders vs Alec Soth

En el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona tiene lugar actualmente una excelente exposición comparada entre fotografía y cine llamada Magnum. 10 seqüències. El cinema en l’imaginari de la fotografia. Muestra la relación directa entre la obra de un fotógrafo y la de un cineasta. Se proyectan ambas a la vez y el espectador puede orientarse con un breve texto de su autor. 
Están

Abbas vs Paisà (1946) de Rossellini
Bruce Gilden vs Cine negro          
Harry Gruyaert vs Antonioni
Gueorgui Pinkhassov vs Tarkovski          
Gilles Peress vs Repérages, de Resnais
Mark Power vs Amator (1979) de Kieslowski
Alec Soth vs En el curso del Tiempo (1976) de Wim Wenders
Donovan Wylie vs Elephant (1989) de Alan Clarke          
Patrick Zachmann vs El cine de Shangai de los treinta


Destacaría entre ellos la obra de Gruyaert, la de Mark Power (ver vídeo) y la de Alec Soth. 

Anexo 3. El Manantial de la doncella
Jungfrukällan, 1960
Svensk Filmindustri
Productor: Allan Ekelund, Ingmar Bergman
Actores: Max Vin Sydow, Birgitta Valberg, Gunnel lindblom, Birgitta Pettersson, Axel Düberg, tor isedal, Allan Edwall
Guión: Ulla Isaksson
Música: Erik Nordgren
Fotografía: Sven Nykvist (B/N)

En  Suecia las niñas compiten para ser la que lleve las velas a la Virgen en Mayo. Es una antigua tradición medieval. Anja me contaba la extraña mezcla de concurso de belleza y religiosidad, la dificultad de mantenerse sin pensamientos impuros precisamente ante ese momento, los vestidos blancos y las trenzas con flores. 
Anoche recordé la película de Bergman, a propósito del vídeo de Nick Cave. La hija de los reyes es enviada a hacer la ofrenda. Su envidiosa amiga la deja tirada en el bosque. En el camino, unos pastores la invitan a compartir su comida. Es violada y asesinada, mientras su amiga es testigo de lejos. En el lugar donde ha muerto brota un manantial.
Narrada como una fábula, mantiene la tensión hasta un desenlace intenso.



21 de abril de 2008

Tori Amos vs. Britney Spears

A principios de los noventa la MTV era indudablemente grunge, pero mantenía dos vertientes: una dura del Headbangers Ball y la blanda del programa de tarde, más hippy. La presentadora vestía al estilo Four Non Blondes y sonreía como si aquello fuese el verano del amor. Nosotros, que aún andábamos buscando nuestro estilo, nos grabábamos en VHS los vídeos más interesantes. Entre ellos cayó Cornflake Girl, de Tori Amos.
Tori Amos acababa de aparecer con Under the Pink, más o menos, y gracias a su excentricidad no desentonaba tanto en la corriente. MTV se fragmentó en varios tentáculos temáticos y yo dejé pronto de vivir en casa.

Muchos años después, durante los viajes que hice de Finlandia a San Petersburgo, uno de los mayores atractivos era comprar discos planchados. Mercados enteros de réplicas casi perfectas. Me compré The Very Best of Tori Amos, y algunas de aquellas canciones, normalmente las que tratan sobre el patriarcado y la fatalidad, filtraron a mi imaginario. Winter, Silent all these years, Past the Mission.

He llegado hace un rato a casa. Iba a poner ese disco y me ha dado pereza. ¿Qué ha cambiado en el mundo para que yo deseara escuchar a Britney? Puede que la antigua postura traumada de Tori sea innecesaria ahora. Quizá ahora sea más adecuado el carácter no sólo trangresivo sino agresivo de la postura Britney. La agresividad siglo XXI de Britney se debe no poco a la impotencia e inutilidad políticas de su antigua imagen de Lolita. La organización social del gigante norteamericano, la estructura mediática asimilada hasta la esfera interior e individual, los ritos de la democracia, no dejaban salida a su personaje. Y Tori me gustaba, llevaba razón a su modo y sus preocupaciones eran acordes a esos 90: igualdad sexual, medio ambiente, defensa de las minorías. Pero hoy Britney está contra el Gran Icono de todos los iconos americanos, en contra de Lolita, de Marilyn, de la Reina de Belleza Infantil, de Britney. Sus problemas con las drogas, con la custodia de sus hijos, con la bebida, con el maquinilla de afeitar, son asertivos. Poseen la consciencia crítica de su propio personaje, de sus propios mecanismos de éxito-fracaso, poseen la mirada crítica sobre las categorías usadas en el escaparate de estereotipos, además de mantener la insólita voluntad de la esperanza que caracteriza a América (del Papa en el estadio de los Yankees ni hablamos).

Britney se sube a los premios MTV, y nadie puede decir que no sea ella misma, y que no dé el espectáculo que le encargaron con 17 años: el de juguete roto. Britney saca un disco, y nadie ha podido decir que sea malo. Nada que ver con los últimos tumbos de Tori, cuyo penúltimo disco consistía en un sistema narrativo que relataba los avatares de una mujer por la América tradicional, y cuyo mejor trabajo ha sido el de reciclar como corresponde a la época, a Cohen (maravilloso Famous Blue Raincoat), Kurt Cobain, Pulp… Mientras Britney se lleva a un paparazzi a un hotel (¿algo más postmoderno y contradictorio?) Tori enfocaba el tema erróneamente escribiendo American Doll Posse, donde adoptaba la personalidad de cinco diosas griegas.

La pequeña niña que cantaba I Was Born to Make You Happy sí que hace reflexión política y demuestra ironía ante las convenciones sociales o religiosas.
Si Britney no es punk globalizado, dime qué.

Foto: Twojangles, flickr.com.

Anexo 1: My heart is jumping
Entre los diseñadores de la oficina que trabajamos tras el mismo cristal (la pecera, lo llaman) compartimos el ichat de Apple, una ventanita que te mantiene conectado al resto de ordenadores. Esta mañana, cuando me siento en mi puesto y suena el jingle, veo el globito.
Chatear con…Iván
Mensaje instantáneo Bonjour con Iván ..

Te envía una carpeta
Britney Spears - Discography (1999-2007) 7 CD.

El resto del día nos lo pasamos con los auriculares puestos, diciendo
My Heart is Jumping de vez en cuando.

Anexo 2: adelante
Escucho la letra de Nacida para hacerte feliz (I was born to make you happy) y me doy cuenta de que es la sintonía en que se basa Adelante, esa cancioncilla del BBVA que los triunfitos cantan con su corazoncito de plástico cuando uno de ellos es expulsado. Las palabras pueden sustituirse por "Adelante por la gloria de mi madre" y te ríes un rato.

19 de abril de 2008

Metrópolis vs Freddie Mercury

Fritz Lang
Producción: Erich Pommer
Guión: Fritz Lang, Thea von Harbou
Música: Moroder

Fotografía: Karl FreundGunther Rittau
Reparto: Brigitte Helm, Gustav Fröhlich, Alfred Abel, Rudolf Klein-Rögge
Alemania, 1927, 210 min (premiere alemana) 123 min (restauración año 1984) 92 min (versión EEUU año 1927), UFA

Ando leyendo El Cazador de Autógrafos, de Zadie Smith, y dándole vueltas a ese tema de las segundas generaciones de inmigrantes. Zadie Smith fue portada con 25 años de todos los dominicales en 2000 con Dientes Blancos.
La última semana en el trabajo no puedo definirla exactamente como buena, y en mi mente se superponen imágenes del mundo maniqueo de Metrópolis, escrito por Thea Von Harbou y llevado al cine por su marido, Fritz Lang. Un mundo repartido en dos espacios físicos, el subsuelo y la superficie, que corresponden a obreros y dirigentes, a Bien y Mal. Esta película, cuyo montaje de los estudios he visto múltiples veces (era una de las que incluía mi tesis), adolece de falta de ambigüedad y originalidad en su planteamiento del “El Doble”, como escribiría H.G. Wells en Cómo marcha el mundo. Conjuteras y pronósticos sobre los años venideros:

“He visto recientemente la película más necia que puede imaginarse. Creo que no es posible hacer otra cosa más tonta. Y como tal la película pretende mostrar “cómo marcha el mundo”, juzgo que en estos artículos míos puedo muy bien hacer referencia a esa obra cinematográfica (…) Los robots de Capek1 surgen de nuevo, sin permiso ni excusa, y aquel desalmado monstruo mecánico de Mary Shelley, que ha servido de patrón para tantas invenciones alemanas, alienta una vez más en medio de la confusión. Originalidad, ninguna. Independencia de pensamiento, nada.”

Excepto por un detalle: se trata de un robot-mujer. Y parte de los problemas que genera se deben a que no se atiene a los dos únicos papeles asignados en la sociedad para ella: Santa (una María que es una gurú religiosa de niños entre los obreros) o Puta (Hel, la bailarina de burdel). Existe entre el héroe de la cinta, hijo del “director” de la ciudad Metrópolis, y María una atracción que es lo que verdaderamente provoca simpatía en el espectador. Hel, la robot, seduce no sólo físicamente a los hombres, sino políticamente a la ciudad, como una gran muñeca del carisma. Su peligro reside ahí: al peligro de lo “Artificial” se une el riesgo de aunar Dictadura y Feminidad. No hay peligro, nos dice Thea en el libro, en que la ciudad haya dispuesto señoritas de compañía a servicio de los dirigentes de la ciudad, pero ¿qué pasaría si otorgamos a estas voluntad de poder?:

“Siervas bien entrenadas, cuyo adiestramiento exigía más tiempo que el destinado a una nueva especie de orquídeas. Su tarea principal consistía en mostrarse siempre deliciosas y alegres. Con ropas encantadoras, rostros maquillados, ojos cubiertos por una máscara, coronadas de pelucas blancas como la nieve y fragantes como flores, parecían delicadas muñecas de porcelana y brocado, deliciosos presentes creados por una obra maestra.”

Hace tiempo que leí Dientes Blancos, pero si haya algo que recuerdo, es el afán de la protagonista por tener el pelo liso. Por tener el fenotipo del grupo social dominante. Si hay algo que recuerdo es el estatus entre las niñas de María Inmaculada según si tu piel era más blanca, tu cintura más estrecha (en todos los sentidos, me temo), tu dicción más perfecta. No hay nada, creo que me haya enganchado tanto este corto invierno como la serie Madmen, donde las impecables e imponentes secretarias de una agencia norteamericana de publicidad de los 50 intentan, por su bien, convencer a una chica de barrio para acomodarse a sus prácticas. A menudo me viene a la cabeza esa reina de las secretarias con las tetas cónicas hablándole en el cuarto de café a un desmaquillado patito feo sobre su presencia física, intentando ayudarla para que suba en el ranking social de la oficina. Y la respuesta:
-Déjame en paz, soy la única mujer que ha escrito un texto en esta empresa desde que acabó la guerra.

En el Círculo de Bellas Artes de Madrid proyectaron el mes pasado un ciclo para guionistas. La versión de Metrópolis que pusieron fue la de 1984, con rescate de escenas y música ochentera. Freddie Mercury, separados Queen, se apuntó a crear la canción “Love Kills” con Moroder.
Cierro esta entrada con la imagen mental de Mercury en el vídeo I want to break free. Un muchacho de Zanzíbar, hijo de parsis, con un perfecto acento británico, cantando con el lápiz de labios impecable y una falda de vinilo mientras pasa la aspiradora.
Pero sobre todo, con bigote.

16 de abril de 2008

Pollock



Acabo de llegar de la clase de dibujo. Hoy ha venido una modelo argentina, de diminutas articulaciones. De cerca la piel de su cuello tenía tonos azulados y se percibía un ligero temblor. Mientras estaba haciendo el último escorzo he recordado la peli que hizo Ed Harris sobre Pollock, y que me regaló A porque no le gustaba nada. La compramos una Feria del libro para verla una tarde vacía. Reconozco que me gustan los biopics, y que aunque suelen engrosar el género Autoayuda, mi nivel de intolerancia hacia el género es ciertamente bajo.
En este caso, aparte de la eterna pregunta de si buscan los hombres a través del arte aquello que no son, la gran atracción de la película reside en Marcia Gay Harden. Lee Krasner fue la compañera de Jackson Pollock, un hombre extremadamente tímido y con inclinación a la bebida, y que gracias a su obsesión por el triunfo y a Lee consiguió ser una estrella mediática. Por ende, destruirse. La película no es únicamente un paseo por una calle de sentido único por la que el espectador corre hacia el final; trata delicadamente la diferencia entre el arte de vanguardia (en este caso Expresionismo Abstracto) europeo y el americano. La meta-película de Pollock pintando con vaqueros recién cortados, sus portada en el Life, el mercado de Peggy Guggenheim y una Lolita acertadamente encarnada en Jennifer Connelly (bañadores de corte pin up y botellas de Coca-Cola) nos dicen que existió otro factor, los medios, en esta historia. No en vano el propio director, Harris, reconoce haberse sentido inspirado para hacer esta peli porque el rostro de la foto de portada de un libro sobre el pintor era bastante similar al suyo.
Es bella la paradoja del empeño de Pollock (la necesidad de alejarse de los círculos de arte de vanguardia para ser artista de vanguardia), y el hecho de que convierta algo natural (el campo al que se retira) en materia cultural, pero es más bello aún el personaje de Krasner. Pintora, esposa y marchante, pero nunca una vaca de sacrificio, tal como expresa esa excepcional escena en que Jackson, bebiendo de un botella de cerveza, le habla de niños a una Krasner que acaba de tomar un relajante baño.
Vi esta película, creo, en el 2002. En el Kino, Cork. Aquel verano los días se hicieron más eternos que ningún otro, mientras esperaba a mi hermana C. Pasamos los días tomando té en el jardín de la casa de la colina, sin hablar de ello. Porque se trataba en realidad de algo difuso, vaguedades escurridizas, cuestiones dudosas. Porque en la vida, como en la pintura, lo más alterable y delicado es su especificidad, lo que le diferencia de otras obras descriptivas (otras personas, otros caminos) y le otorga personalidad propia.
El reto final es no hablar. La posibilidad de la pintura total, goteando sobre el blanco. Un paisaje que ya no necesita para justificarse de ninguna figura humana.

15 de abril de 2008

Cabeza de Perro


Mortem Ramsland, Cabeza de Perro, Editorial Salamandra 2008.
Traducción de Juan Mari Mendizábal.

“He estado pensando en esa oscuridad desde que abandoné Ámsterdam. He prometido varias veces a mis sobrinos pintar la Cabeza de Perro, pero aun así he tratado de escabullirme, porque había muchos otros seres que se entrecruzaban y entretejían con mi modesta historia.”

Podría parecer una saga familiar cocinada con la receta del Realismo Mágico, podría parecer un refrito de recuerdos de memorias folclóricas sobre el siglo XX. Y en cierto modo, lo es. Pero no se puede reducir a eso, ya que, si sobre el papel marineros, niños orejotas, bosques encantados, homicidios involuntarios y adulterios con bajas de dedos meñiques recurren a los estereotipos populares escandinavos, al final éstos son corrosivamente redondeados por rasgos contrarios: una madre adúltera, sí, pero a su vez una mujer que ha de cargar con un marido alcohólico y una hija deficiente, por ejemplo.

Tres generaciones son retratadas por Asger a través de los relatos que su abuela le va legando en su lecho de muerte. El relato es la representación de un proceso de recepción verbal y su traslado al lienzo por Asger. Asger oye de segundas de una voz poco fiable, y recrea su propia visión. Alemania, Noruega, Dinamarca, Holanda y Groenlandia son los escenarios en que se despliega su vida. La gran virtud de CDP resulta de un habilidoso recursos técnico: Asger es un adulto, pero recuerda a través de una mente de niño. Este punto de vista complejo le permite una ternura descarnada y además, episodios excéntricos (como el simbólico paso a la pubertad en los bosques de Bergen, bajo la Aurora Boreal) que, en caso de exceder lo creíble, son rebajados por boca de otro personaje, normalmente su hermana.

Lo que precipita muchas veces la desgracia es el miedo a ella, lo que provoca el horror de la Cabeza de Perro no es sólo ella misma, agazapada bajo la escalera, sino lo que a lo que se ve abocado el infante por ese miedo. Todos tenemos la sensación de pertenecer a un hilo que se teje entre lo grotesco de lo oculto, de lo no-contado, de lo secreto. A través de flashbacks que se continúan en sentido cronológico, Asger consigue conjurar, en un registro burlesco y satírico, un presente difícil que no engrandece a los suyos. Y por ello mismo, la narración los hace hermosos.
En las antípodas de la frialdad de Richard Ford, que era lo que yo andaba leyendo, últimamente de rigor, Ramsland y su comparsa predican una puesta en escena atolondrada y cautivadora.

Anexo 1
Acerco mi nariz a la suya y comienza a emitir gruñidos de protesta. "!Está fría, qué asco, parece la nariz de un perro!, y se retira acurrucándose al otro extremo del sofá tapándose con una mano. Yo, bastante sorprendida, le pregunto: ¿Y tú cómo sabes si las narices de perro son frías?. Él se hecha a reír con la boca abierta y la cabeza hacia atrás, diciendo: Jopé, pues porque siempre te la arriman.

Anexo 2
En el trabajo cantamos a menudo Cabeza Negra, de Feria, un tema que descubrí en la Rockdelux. Quiero decir, pasamos demasiadas horas juntos y a veces recitamos cosas de memoria. Es pop electrónico, antes llamadas Les biscuits Sales, parecido a Hidrogenesse o a Chico y Chica. Hoy, por inaugurar, he estado sustituyendo las palabras por "Cabeza de Perro".

Cabeza negra, cabeza negra/ Tienes una cara antigua,/ Nunca en mi vida había visto un pelo como el tuyo/ Tienes que teñirte el pelo y depilarte las cejas/ Por lo menos tienes los ojos grandes/ ¿Te echo producto?/ Déjamelo como Kate Moss/ Déjamelo como Brooke Shields/ Eso es imposible/ ¿Te echo producto?/ Ponte un pañuelo o un gorro/ No estoy diciendo que tengas una cara fea/ Tienes una cara... /Me lo corto yo, me lo cortas tú./
¿Qué hago con mi pelo?/ Hago lo que quiero con mi pelo/ Me lo dejo largo/ Me lo dejo largo y me lo corto luego/ Me lo liso y me lo arrizo/ Me lo liso, me lo arrizo y me lo emplancho/ Me lo liso, me lo arrizo, me lo emplancho y me lo abraso/ Te lo cambio.
Las peluquerías de mi pueblo se llaman: Regina, Conchita, Rasgos (que es de caballeros), Naishimi (que es belleza en indio), Schwartzkopf (que es cabeza negra en alemán)

14 de abril de 2008

Vida Comparada

Después del último proyecto, y tras varios años ya de blog, pensé que eso era todo. Que con la edad, no crece una fruta por cada fruta que te arrancan. Pensé que no tenía nada que decir. Pero. Hace unas semanas fui con mi hermana M a una librería. En la sección infantil había mesitas pequeñas de colores y numerosos expositores de productos llamativos. Memoricé mentalmente los plegados. M me contaba que había preguntado a sus alumnos, de diversas edades y con distintos diagnósticos, si había alguna revista que les interesase o gustase en especial. R, que ya tiene 14, le contestó, que, bueno, él había visto una que se llamaba Plainosequé que quizá le gustaría ojear. Estuvimos mirando las ediciones de Mariscal, las hadas de purpurina y los desplegables de papel, y cuando M se hubo decidido yo me cogí el último libro de la trilogía de Richard Ford que empieza con el Periodista Deportivo y continúa con El Día de la Independencia, el de Acción de Gracias. No pude evitar coger también el de Quim Monzó. Porque tras una agotadora mudanza había decidido dos cosas:

1. Acabar todos los libros que hay en la estantería antes de comprar nuevos
2. Comprar reflexivamente

En la cola M y yo tiramos un juego de ranas de madera pintadas en dos colores que debían encajar en ciertos huecos. Y entonces vi un título que me captó: Cabeza de Perro. Siempre me pareció un magnífico título para la película de Santi Amadeo, porque refleja el extremo de procesos neurológicos que por otro lado son universales. La saturación, la modificación del recuerdo, la red infinita de referencias, el uno y lo diverso. Cabeza de perro, la película, trataba de un metafórico bloqueo físico-psíquico ante experiencias intensas, de cómo el chaval extraía una experiencia nueva, una secuencia de imágenes distinta de la materia que al ser percibida se había hecho maleable.
Dejé los dos libros, me llevé Cabeza de Perro, un libro que no tiene relación alguna con esa película, de Mortem Ramsland. Fue todo un acierto, y esa va a ser mi primera reseña.

Bienvenidos a una nueva doctrina, algo así como "Manifestaciones Culturales Comparadas" ("¿Vida Comparada?"). Voy a darle un repaso a las cosas que yo sé, a través de mi Cabeza de Perro.

 
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