22 de noviembre de 2008

Falling Man, Don Delillo



¿Dónde estabas cuando el 23 F?¿Qué hacías mientras disparaban a Kennedy? ¿Con quién estabas sentado cuando dieron la noticia sobre Kurt Cobain? Estas son las preguntas que definen nuestras identidades. El 11 estaba en casa de mis padres. Por aquel entonces yo tenía una beca en la Universidad. Estaba tomando un café, a pesar de la hora, antes de irme a la estación de autobuses para Valencia. De allí salía el avión que debíamos tomar I y yo hacia Cork. Estuve en casa de L y por primera vez escuché a Sigur Ros. Al final del día faltaba un día de nuestras vidas, como siempre, pero también algo más. El tipo de jugo, de material líquido, que se cuela por nuestros sentimientos y los lubrica. Es el coste por sobreponerse al agotamiento, al desconcierto. Don Delillo, en su último libro, describía todo esto. Una sola palabra: extrañamiento. Una obra bella, austera, con piezas que se desmembran al final y algunas hebras sueltas. Una descripción del trauma desde el interior del trauma. 

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