26 de junio de 2008

Travis II



Continúo aquí con la entrada de Travis sobre París Texas, con nuevas aportaciones de la mano de Raúl Quinto. Disfrutadlo.

Jane
Raúl Quinto


No está, no es. Su imagen se proyecta
parpadeante en las entrañas
de un animal herido, la luz lenta
del Súper 8 deshilacha
cada uno de sus rasgos, no es ella
la que gira en la playa,
la que besa otra sombra.

No es, siquiera un nombre susurrado
frente al espejo, voces que se hilvanan
en una sola voz. No está, no es.

Jane: el amor escribe su grito en tu iris.

El agujero negro regurgita
el fósil de una estrella,
y comienza a latir la luz, su vértigo.

Jane: una caravana ardiendo en el desierto.

Y las huellas borradas.

Y la nada creciendo.


Hunter
Antonio García Fernández


Mis padres me abandonaron cuando yo tenía tres años. No puedo decir que sienta rabia por eso, pero cuando mi padre volvió un día a por mí a casa de mis tíos, yo no sabía quién era. Me llevó en su furgoneta a encontrarme con mi madre. Quería que volviéramos a ser una familia, pero eso no podía salir bien. Luego no sé bien qué paso, yo era muy chico. Me quedé dormido y soñé que mi madre me abrazaba en un sitio gris y frío, hasta podía sentir su pelo mojado. Cuando me desperté estaba otra vez con mis tíos y era como si nada de eso hubiera pasado.

Como si todo fuera mentira.


Walter
Miguel Ángel Muñoz


¿Qué hay allí lejos? No hay nada. ¿Es que no te fías de mí? Nada, Travis, no hay recuerdos ni posibilidades, ni sombras de mujeres velando tu sueño. Tienes que desandar el camino, Travis, vestirte de nuevo y quemar esos andrajos. Se siente uno bien con ropa nueva, ya verás. Atravesaremos el desierto de Mojave, nos moveremos por carretera, lo haremos a tu manera, seguiré tus pautas. Y conocerás a Hunter. Hoy hablé con él, desde la gasolinera. ¿No te acuerdas de tu padre? ¿Ni un poquito? Le voy a llevar a casa, le comenté. No me atreví a que te pusieras al teléfono. Aún no estás preparado. ¿Qué puedo decirte, Travis? Hago anuncios, vallas publicitarias, imágenes de imágenes. Sé que siempre me has considerado muy distinto a tí, muy otro. Y lo somos, ambos somos muy otros. Pero a mí no me importa. Te llevaré a casa, a mi casa, donde estamos los tuyos. Puedes escaparte mil veces de mi lado, pero acabaré llevándote al lado de tu hijo, de mi hijo.
¿No dices nada?
Travis, soy tu hermano. Puedes hablar conmigo. Estoy harto de hablar solo.

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