Yo nunca he prestado mucha atención a Joy Division, aunque le haya dedicado más de un intento en mi vida, por pura voluntad de reconocimiento. A veces A los ponía en el trabajo, antes de que empeorara su esquizofrenia y empezara a quedarse catatónico e inmóvil durante horas frente a la pantalla o de pie en el pasillo, con la mano en una posición concreta. Entonces nosotros guardábamos las herramientas de miniatura que teníamos para los ordenadores, los cutters. Pero antes de aquello, cuando A estaba bien y se medicaba, y era un compañero cariñoso, inteligente y conversador, nos contaba sus años en la Facultad de Bellas Artes, y reconocía que después de escuchar a Joy Division (y de las setas) se había quedado un poco peor. Y aunque los escucharé muy poco más porque se me hacen espesos, de este documental, proyectado en la pared de casa, me he filtrado muchas cosas en vena para no perderlas.
Si eliges Joy Division en lastfm sabrás enseguida que son postpunk, ochenteros, new wave, chicos de finales de los setenta en Manchester. El docu es de esos con entrevistas de bustos parlantes puestos sobre un fondo, comentarios retrospectivos de los protagonistas y sus novias, y hasta ahí todo normal (los componentes, el agente, la novia de Ian, el diseñador), pero el chute viene del material audiovisual del Manchester industrial de los setenta y de las grabaciones amateur de los primeros conciertos que son de una delicadeza hiptónica. Moviéndose entre la una frontera un poco difusa del documental aséptico y el biopic, lo que llama Batjin el
discurso ajeno es tratado como materia moldeable, como fenómeno artístico y sociológico surgido entre la transmisión y la recepción, como reconstrucción del propio discurso de Joy Division, y aderezado con un trabajo de grafismo delicadísimo.
Dejando claro mediante las voces de los propios protagonistas que lo que pasó allí era un fenómeno espontáneo y involuntario de arte derivado de la imitación de los Sex Pistols y el contexto, sorprende saber que excepto Ian Curtis, eran todos unos paletos sin interés por la música o la prédica de sus propias letras (que reconocen no haber escuchado hasta años después), empeñados en hacer el mayor ruido posible.
Genial.
Anexo 1
Voloshinov, siguiendo a Batjin, estudió cómo se trasmitía el discurso ajeno. Es interesante observar cómo crece el género del documental, ver esos reportajes de la BBC sobre los grupos muertos, cómo aislan las tendencias, principales y constantes, del la percepción pública del discurso ajeno. Si aceptamos que la acción de citar (entendida en sentido amplio) constituye una de las actividades principales de la vida del lenguaje es bonito analizar cómo se percibe y elabora el discurso de/sobre una entidad (un grupo, un cantante, un actor, un escritor). Las tendencias perceptivas (por ejemplo el grunge) se sedimentan hasta cierto punto y son por tanto reconocibles, reproducibles. Hay un conjunto de ideas, de imágenes, de modos, que pueden re-presentar ese discurso, como se re-presenta una vez y otra una obra de teatro.
Los documentales establecen modelos estables de transmisión de algo que ha regulado las tendencias, poniéndolas de nuevo en circulación.
Lástima que el del Nevermind de Nirvana para la BBC fuera tal mierda.
Continuará
11 comentarios:
¿pero Bajtín y Voloshinov no son el mismo?
Hummmm, a lo mejor... yo no estaba en sus reuniones, pero probablemente se trata de una conspiración de una sola mente, autoreplicándose para perpetuar sus ideas...
Me gusta mucho de Joy Division que suenen de esa forma tan oscura. Me atrae. Y lo he encontrado de la misma forma pero, para mí, mucho mejor en Interpol. Los americanos suenan también con ese ambiente oscuro alrededor, pero con muchas más aristas, más calidad, más profundidad.
Le recomiendo la versión que hacen los Killers de la canción Shadowplay de Joy Division. Fantástica.
Saludos
Interpol está bien, sí, y tomo nota de la versión de os Killers. Los vi como teloneros en el concierto de Corghan en el 2007 y le daban mil vueltas al ex-Smashing, para vergüenza de todos los que habíamos ido a verlo. Un saludo
de una solamente.
Anónimo, hay teorías al respecto, tú verás cuál es la que más te convence. Medvedev y Voloshinov eran colegas de Bakhtin que pudo o no haber utilizado sus nombres. En cualquier caso, siempre se pueden amalgamar en, digamos, el ala social del Formalismo.
nunca te acostarás sin conocer a un Bajtin, Batjín o Bakhtin más. gracias, Carlos.
solo una pregunta.....
Y cómo se llama el documental?
lo estoy buscando para verlo, y así llegué a tu blog....pues eso.
adiós!
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