31 de diciembre de 2008

Feliz entrada de año.



Éste año acaba bien. Fue el año de África y de Nueva York. El de la última mudanza. El de la no-publicación, sí, pero el de la vuelta a la Academia. Hubo enfermedad, hubo crisis, hubo tensión laboral. Dos kilos menos y seis cigarrillos más al día pero al final del 365 paso estoy contenta. 11.475 visitas desde marzo. Con mi polaroid y mi cabeza de perro, mis libros y mi escuela de pintura. Los trabajos del año, los pequeños éxitos y fracasos cotidianos. Este año tampoco me saqué el carnet, pero qué importa. He amado. He abierto mi casa a gente nueva, y a viejos enemigos. He dicho adiós y he recibido de vuelta a aquellos que buscaron lejos durante un tiempo. Murieron Wallace y Newman. He estrenado zapatos. He visto. He conocido.
He vivido.
Y aún lo quiero.

14 de diciembre de 2008

Trasmental, querido Watson

Walter Watson, La Arquitectónica del significado, Fundamentos del nuevo pluralismo, Ed y prólogo de Javier García Rodríguez; trad. de Javier García Rodríguez y M.ª José Morán de Diego. Berenice 2008.

Ya hace ya que no leo ensayo, pero os recomiendo este libro, importante para la teoría literaria y crítica de la cultura del siglo XXI. En él Watson plantea un espacio de confrontación, descentrada y polémica, de más o menos (hum) todo. Un megazapping donde se pueda apuntar a cualquier obra desde cualquier punto de mira, saltando de una doctrina a otra. Digamos que Watson propone que no se busque una Verdad única, sino que se enfrenten y entremezclen todos los sistemas entre sí. Un espacio de confrontación interpretativa altamente valioso, no sólo por la heterodoxia de la propuesta (cómo jugar un solo juego con las reglas de todos), sino porque a lo largo de su explicación nos ayuda a comprender los intrincados derroteros de dicho panorama teórico y crítico a través de la Historia. Entender la Filosofía, por ejemplo, no como cajitas ordenadas cronológicamente, sino como un tanque de fichas de Lego, es estimulante, pero también un reajuste muy duro para el perfil de un investigador, que ya no se casaría con una escuela de interpretación (la actual hiperespecialización), sino que usaría su conocimiento de todas ellas aplicado en conjunto, como proponía La Escuela de Frankfurt. Jugar a una gymkhana, no sólo al fútbol que acaba en gol. Watson nos cuenta que cualquier discurso es susceptible de ser discutido y criticado translingüísticamente, cristalizando en algo nuevo, y no sólo desde el punto de vista de la investigación académica, sino como forma de estar en el mundo del individuo y como clave de la comunicación intelectual y la compresión dialógica de los otros. Y ojo, miren quién traduce y entonen un “Oh, capitán, mi capitán”: Javier García Rodríguez. Ay, quién no estuviera en esa Facultad de Filosofía y Letras para montar unas sesiones de zapeo mental a lo Watson, surfeando desde Pignoise hasta Foster Wallace.

13 de diciembre de 2008

Jorge Riechmann vs Superwoo

Me chiva mi amigo Javier Moreno que aparezco en una conversación dentro de un poema de Riechmann, esta vez con mi disfraz de Superwoo. No tengo el libro, pero consigo recordar algo al respecto y rescato ese poema, que es supongo al que se refiere Moreno, de un viejo blog de moda en 2005. Para los interesados, se trata de la colección de poemas Rengo Wrongo (ed. DVD, 2008).


¿Quién es Wrongo?

Wrongo hizo la mili
con el soldado Schweik

aprendió a montar en bicicleta
con Alfred Jarry

y fue iniciado
en el más salvaje erotismo
por Emily Dickinson

Con tal colección de antecedentes
no debería sorprender
que sus capacidades de adaptación social
dejen que desear




Ha llegado el momento
--estimaron Fiodor Dostoievski y Gabriel Celaya--
de tirarles una botella a la cabeza

Pero en vez de eso
cogieron la botella
y se sirvieron una copa*
dispuestos a urdir una alegría provisional

Wrongo no anhelaba
sino que le dejasen sentarse
a aquella mesa jovial y grasienta




Wrongo no desdeñaba ligar
con Baudrillard.
Solían compartir alcoholes fuertes.
Ninguno de los dos soportaba al otro,
eran inseparables.
Donde uno no se despegaba de la ginebra
el otro no admitía más culto que el chinchón seco.
Si B razonaba sobre posmodernidad y ketchup
W replicaba con humanismo y buen tinto
dando un rodeo a través del síndrome
del restaurante chino.*
Si uno bromeaba con sus apellidos World Business
el otro replicaba a base de Bicentennial Workers.
Baudrillard y Wrongo estaban convencidos
de que cuestiones indecidibles y malentendidos indescifrables
constituían el fundamento más sólido
para las buenas amistades




Wrongo viajaba en globo por todo el Globo
y al poeta y radiólogo Fernández Mallo
mandaba una postal desde cada aeródromo
con el mismo lema siempre: ¡manda carallo!




Wrongo era de aquellos
incapaz de ser miembro de una cofradía
que lo aceptase como miembro

Consecuentemente
había fundado con sus semejantes una cofradía
para el estudio de la teoría de conjuntos
y para la práctica de las alucinaciones




¿Recuerdan
a aquel famoso cojo de nuestra celebrada Transición,
el Cojo Manteca?

Su rastro se pierde
después de aquellas movidas protestas de estudiantes
en la segunda mitad de los ochenta

Pocos saben que Wrongo estudió con él
taichí
en un monasterio cenetista

y que ambos fueron los responsables
de los inexplicables paranormales exorcismos
que sacudieron el Valle de los Caídos
el último día de 1999

Fue aquella proeza metempsicótica lo que logró evitar in extremis
el fin del mundo por el “efecto 2000”




Wrongo tomaba el vermú
con Superwoo


En el origen del vínculo
de nuevo un malentendido:
ella le dijo que se dedicaba al branding**
y él entendió que le daba al brandy.
Cuando se dieron cuenta del error
ya era tarde para cambiar la música

Así que cada domingo por la mañana
abordaban peliagudas cuestiones teóricas:
¿hay más poiesis paleohelénica en el tabanco de los guardianes de marca
o en las destilerías jerezanas?
¿Se conservan datos de las pruebas de alcoholemia
practicadas a Empédocles?
Si la realidad real ha muerto
¿durante cuánto tiempo le siguen creciendo las uñas y el pelo?
Y al realista ingenuo que llevamos dentro todos
¿bastará con castigarle con las orejas de burro
en el rincón sarnoso de la clase
o será menester considerar soluciones quirúrgicas?

Al cabo de no mucho los superiores de ella –sector privado,
notoriamente tacaños en I+D+i—
cortaron los fondos de su investigación.
La calidad de muchas raciones de calamares
en diversas terrazas
quedó por elucidar

Las chicas posmodernas son complicadas,
cibereros y teletánatos suelen quedar en nada




Wrongo nunca le rechazaba un anís
al músico Genís.
Los dos pedían chinchón seco
en memoria de Pepe Hierro.
Un día de juerga y otro y al tercer día
los derrumbaba una insaciable melancolía.
Qué malos son nuestros poetas cantaban a dúo
(pero los dos sabían
que la poesía
no tiene historia sólo tiene futuro).
Y entonces llegaba
inevitable la pálida madrugada
de las preguntas lerdas:
¿cómo escribimos poemas de izquierdas
sin que se note tanto que son tales
y nos expulsen de los 40 Principales?
¿Cómo se conjuga Brecht
con el buen jerez
de forma que entre líneas se mantenga
suficiente brasa y lumbre para nuestra hoguera?
Y sobre ella acababan inclinados
calentándose las manos
como hermanos deshauciados




Wrongo bailaba bachata
con Ángel Zapata.
A los dos les gustaban los limericks
y los Quaderni della carcere de Antonio Gramsci.
Compartían algunas perversiones políticas
y ciertas (pero menos) desviaciones psicoanalíticas.
Bailando y conspirando transcurría el día:
de la taberna salían por separado
temiendo de sus amigos los halagos
y los aplausos de la policía.


Jorge Riechmann

Capacity, Theo Ellsworth

No leo muchos libros de dibujos, lo que ahora se llama "novela gráfica". Éste lo compré en NY, y era para regalar, pero al final he decidido que lo necesito en mi biblioteca. Se queda. Theo Elsworth recorre los miedos y sueños de la pulsión creativa través de trucos estilísticos: narrativa- matriuska, confusión sobre la identidad del narrador, pasajes subjetivos de conciencia interior en diferentes círculos o grados, capítulos insertos como documentos de la memoria, etc.

Muy bueno. me ha hecho reflexionar sobre qué es crear, hurgando en las dificultades del proceso creativo. Haciendo personajes de su conciencia, su mente y su corazón, y moviéndolos por distintos momentos de su vida, relata que su mente es como una colmena, donde las abejas se vuelven locas si no salen y acaban picándole. La estética es un poco Dalí/Mellon Colley and the Infinite Sadness. 
Como es meta-meta, os propongo que hagáis vuestra propia reseña.
Aquí van mis deberes, al estilo Ellsworth:

Ejercicio 1: Leer este libro en compañía tu niño interior, vocalizar en voz alta la conversación que mantengas con él y transcribir las partes salientes de la misma; analizarla de un modo que muestre cómo el niño entiende la literatura y la comprensión de lo literario. ¿Tiene conciencia de qué es impresión, de la estructura, del tema, o de la estrategia de predicción que expone el autor? ¿Cómo relaciona el libro con su vivencia personal? ¿Cuáles son sus comentarios sobre las ilustraciones?. Esto debe ser 1 o 2 párrafos. Puede incluirse la grabación de la conversación.

Ejercicio 2:

Se cogen los datos del ejercicio1 y se presta atención especial a cómo nuestro niño negocia el significado entre/a través/ de los textos e ilustraciones. ¿Cómo funcionan los textos aclarando el significado de las ilustraciones y a la inversa? ¿Cómo logran integrarse ambos, “transmediando”, en un significado único? ¿Hay zonas de fricción o contradicción entre ellos? Uno o dos párrafos.

Ejercicio 3: Elegir tema—área de contenido, un aspecto literario u otro concepto— y encontrar varias novelas gráficas que se vinculen con ese aspecto y entre sí. Estudiar un mínimo de 5 libros y construir una red de posibilidades describiendo sus interrelaciones. Se trataría de trazar un mapa de posibilidades analíticas, un párrafo máximo.

Ejercicio 4: Este es el más importante. Una página, de algún tema que os motive especialmente. Por ejemplo: síntesis teórica de la relación texto- ilustración; revisión del aspecto literario analizando cómo contribuye la ilustración al desarrollo narrativo; análisis de la literatura específica de libros pensados para ser leídos oralmente; libros de un ilustrador o autor particular; análisis de la respuesta de tu niño vs tu adulto.
Suerte.

8 de diciembre de 2008

Conferencia sobre Diseño Corporativo

Hola
El miércoles 10 de Diciembre estaré en Valladolid invitada por El Norte de Castilla y presentada por Javier García Rodríguez, ofreciendo una conferencia sobre Identidad de Marca, hablando de cómo todos tenemos una identidad, y desde cuándo se otorga ésta a productos y empresas. Veremos algunos ejemplos y hablaremos un rato después. Quien quiera pasar un rato ameno conociendo algo más sobre el tema, puede acercarse al Paraninfo Universitario hacia las ocho de la tarde.

La Biblia de Neón, John K. Toole y Arcade Fire

Uno piensa que si hubiera podido escribir algo como La Biblia de Neón con 16 años nunca hubiera querido morirse. Compré este libro en La Casa del Libro porque tenía ganas de comprar algo, pero la verdad es que por mucho que me lo recomendara mi padre cuando le pedía consejo, nunca conseguí pasar más de 10 páginas de La Conjura de los Necios. Al parecer su autor John Kennedy Toole sufrió reiterados rechazos editoriales que afectaron a su delicado estado de ánimo, y acabó suicidándose a la edad de 32 años. Su madre se pasó la vida reclamando la popularidad para su hijo, y finalmente facilitó que se convirtiera en uno de los autores norteamericanos más consagrados.
Hopperiana como una cena recalentada, de tonos fríos como una polaroid, e inquietante cuando uno acaba empatizando con sus personajes marginales en busca de un poco de fortuna o al menos algo de refugio al compartir sus sueñoo.
Un pequeño pueblo del Sur es el escenario en el que la vida discurre presidida por la biblia de neón y el resentimiento social. El protagonista es un niño pringado en ese paisaje de paro, conviviendo con unos padres disfuncionales, una extravagante tía retirada de los números de bar de carretera y una decadencia angustiosa e imparable que se acelera hacia un final inevitable.
La originalidad y la frescura de la novela no está exenta de ciertas lagunas y simplificaciones en su resolución, pero pasé un buen rato. Un poco de historia de género que va agudizando con su avance, pero brillantes momentos de color, de parpadeante neón. Rica en experimentación paródica y algo carnavalesca, y no excesivamente preocupada por el desarrollo narrativo, recomiendo escucharla al tiempo que el disco homónimo de Arcade Fire, The Neon Bible, aunque la banda especificó en diversas entrevistas que su álbum no tenía nada que ver con la novela.
Muy Springsteen llevado a otras alturas, a la pantalla grande, con la hipocresía religiosa también como temática, entre otros. Grabado en una iglesia de Montreal con órgano, su auténtico sonido reverbera algo gótico, desapasionado. Puro rock fácil aderezado con violines y mandolinas, frío como la última canción del baile y los adolescente que se duerme agotados en brazos de un compañero al que mañana probablemente no saludarán en el comedor.
Mi favorita: Ocean of noise.


 
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